lunes, 15 de julio de 2013

Día a día

Ser mamá me ha transformado, no sé muy bien cómo ni los alcances de esto. La Palu dice que perdí mi rudeza y yo a veces pienso que tiene razón, porque o si no no lloraría al ver como Juan Pablo bosteza o no se me llenaría el corazón cuando me mira tan fijamente mientras le doy su leche. He cambiado y no sé si me importa tanto, me duele no poder desterrar ciertas cosas y en las manías más detestables seguir siendo la misma. Pero me he sentido mucho más indefensa, mucho más necesitada del resto, ya sé que para esta pequeña criatura lo soy todo, sin embargo yo ya no tengo todas las respuestas y verdades y necesito encontrarlas en mis amigas que saben más, en mi madre, en Rodrigo, en mi padre, en Dios. Necesito volver a él, que él conteste mis preguntas. 

La sonrisa de Juan Pablo me recuerda esa eternidad a la que está llamado y el ejemplo que quiero ser para él ¡pero cómo me cuesta! ¡cómo me cuesta salir del egoísmo, desterrar tantos miedos! Es impresionante como deseo que quiero que sea feliz, protegerlo. Protegerlo, pero no lo suficiente para que sea capaz después de preparar las dificultades, estar siempre ahí para que sepa cuando, cómo y donde volver si es que está sufriendo... y si falto, y ¿si no soy lo suficientemente capaz para quedarme todo el tiempo?

La vida familiar gira en torno a Juan Pablo, pero he aprendido lo importante de darle un espacio a Rodrigo, él necesita estar feliz, sentirse cómodo, para ser el mejor papá, el papá que quiere ser para Juan Pablo... Porque no basta leer cuanta teoría hay en internet o cada libro acerca de cómo criar un bebé, todo eso sirve, es cierto, pero finalmente el instinto, lo que a ti te gustaría que te hicieran, cómo te gustaría que te tratarán es lo que permite ir construyéndose como padres.

Porque para nosotros Juan Pablo, es una personita que siente, que sabe, que puede pensar, recordar y en el fondo, no es una tábula rasa, sino que tiene su personalidad, su carácter que debe ser educado, que vamos conociendo cada día y que intentamos saber a diario qué es lo que le gusta, qué es lo que lo molesta, qué es lo que lo hace reír.

Juan Pablo ama dormir en brazos y no hay nada que lo relaje más que estar en brazos de mamá, papá o tata durmiendo, puede dormir cuatro horas seguidas sin moverse ni un poquito, le gusta el fular pero solo para dormir, le cuesta meterse ahí adentro, se siente un poco apretado no sé si le gustaría pasear en él mucho rato. No disfruta mucho del baño a no ser que esté todo tapadito de agua y sienta el agua recorrer todo el cuerpo, odia por sobre todo el frío... Juan Pablo no llora mucho, grita cuando algo le molesta... su peor tragedia son los cólicos de media tarde porque le ha costado hacer poops... ama cuando el papá le canta "Francisca es una avispa con mucha chispa" , le gusta escuchar su voz por celular... quisiera no olvidar ningún detalle de él, conocerlo hasta lo más mínimo para saber cuándo estar y cuándo dejarlo conocer el mundo solito.

No hay comentarios:

Publicar un comentario