Antes de que naciera Juan Pablo decidí medio inconsciente no leer mucha teoría acerca de la maternidad, quizás por miedo o porque me estaba costando asumir un poco esta nueva etapa, pero a medida que pasaron los meses y gracias a diversas amigas que estaban embarazadas y a Claudia fui descubriendo videos y páginas acerca de "parto respetado", "crianza con apego", "lactancia prolongada" y un sin fin de teorías que poco a poco me fueron haciendo click, tanto al estudiarlas como al mirar mi propia vida y descubrir que mucho de lo que ahí decían tenía totalmente sentido.
Por diversos motivos y por falta de valentía no estoy dando pecho, sin embargo, creo profundamente en la necesidad de establecer ese vínculo de cualquier otra forma, quiero que Juan Pablo me sienta totalmente cercana y disponible para sus necesidades, porque estoy segura que si se da cuenta que siempre voy a estar ahí, no necesitará después andar probándome. Esto ha resultado un poco agotador y también se han encendido luces de alerta en mi círculo más cercano, "lo estás malcriando", "no puedes hacerlo dormir en brazos", "no lo acuestes en tu cama", pero cuando lo tomo en brazos o lo dejo en mi cama y ambos nos sentimos tranquilos, no puedo creer que le esté haciendo un daño, solo pienso que esa es mi manera de que sepa que estaré ahí, siempre, en esos pequeños gestos. Es agotador porque hay veces que la espalda ya duele de andar cargándolo o quisiera volver a ser muy independiente y entonces que se quede al cuidado de cualquiera, pero ¿si tiene recién 24 días alguien más que su padre y yo podrá distinguir sus tipos de llantos? seguro que no y seguro que después cuando tenga 3, 6, 9 meses nadie podrá estar más atento a sus necesidades que nosotros. No es que entonces el bebé no comporta con nadie más y no confíe su cuidado a nadie, sino que quiero aprender a conocerlo a cabalidad para estar siempre atenta a lo que necesite.
Creo que Juan Pablo nos necesita, porque debe estar asustado de venir a este mundo, de haber salido de su ambiente abrigado y por eso quiero estar ahí para ir mostrándole todo de a poco.
Ahora estoy leyendo los libros del pediatra Carlos González, vale la pena leerlos. Creo mucho de lo que dice, los niños no son malos, ciertamente tienen la tendencia a lo fácil y al placer como todos, pero "reprimiendo" todo eso dejándolos llorar no necesariamente desarrollarán las virtudes que nos interesa como familia inculcarle. Porque me interesa que sea independiente, seguro y que luego cuando grande pueda hacer fácilmente el vínculo que Dios lo ama como lo han amado siempre sus padres, siento que es ahora cuando solo tiene 23 días que debo estar ahí, siempre, ayudándolo a conocer el gran universo en el que está inserto y si eso significa estar con él en brazos muchas horas, besarlo, cargarlo, no dejarlo llorar, dormir con él...lo seguiré haciendo aunque me repitan mil veces "déjalo en la cuna, se dormirá solo, no lo malcríes", porque por esta vez quiero escucharme.
Me encanta Carlos Gonzalez, me gustó lo que escribiste. Besitos
ResponderEliminar