miércoles, 19 de junio de 2013

1 mes

Mañana es 20 de Junio y se cumple un mes desde que JP llegó a alegrarnos la vida...ciertamente las primeras semanas ( yo diría las 2 primeras) son las más complicadas, luego él y tú se van conociendo y las cosas se hacen más llevaderas, ya no parece que el corazón se fuese a salir por la boca en cualquier momento, ni hay tanta desesperación si no se duerme- o se duerme- muy pronto.
Durante este mes, ha ocurrido un acontecimiento muy importante a nivel familiar ¡Juan Pablo se bautizó! Esto para una familia católica como la nuestra significa una gran alegría y responsabilidad, nuestra misión sobre todo es llevar a JP al cielo,darle ejemplo y cuando ya se dé más cuenta, "despierte" en una familia llena de prácticas cristianas. En pro de esto lo llevamos por primera vez a Misa, lloró un poquito, pero en general se portó perfecto y yo por fin pude concentrarme tranquilamente sin pensar cómo estaría en casa. También cada noche le repito oraciones y en uno de los tantos paseos diarios intentó, INTENTO, rezar el Rosario... ¿Cómo lograr que con el paso del tiempo esto sea natural para él? 
Las experiencias de transmisión de la fe en nuestras familias han sido tan diversas, que no sabemos muy bien, a parte del regalo de Dios, lo que hizo que hoy creyésemos y practicásemos.
Quisiera que Juan Pablo tuviese la certeza que sea como sean sus padres o como le toque la vida, Dios está ahí, porque finalmente eso es lo que siempre sostiene.
En la próxima entrada les contaré de Juan Pablo y su visita donde los abuelos y del frustrado regalo del día del padre.

miércoles, 12 de junio de 2013

Diversas visiones

Antes de que naciera Juan Pablo decidí medio inconsciente no leer mucha teoría acerca de la maternidad, quizás por miedo o porque me estaba costando asumir un poco esta nueva etapa, pero a medida que pasaron los meses y gracias a diversas amigas que estaban embarazadas y a Claudia fui descubriendo videos y páginas acerca de "parto respetado", "crianza con apego", "lactancia prolongada" y un sin fin de teorías que poco a poco me fueron haciendo click, tanto al estudiarlas como al mirar mi propia vida y descubrir que mucho de lo que ahí decían tenía totalmente sentido.
Por diversos motivos y por falta de valentía no estoy dando pecho, sin embargo, creo profundamente en la necesidad de establecer ese vínculo de cualquier otra forma, quiero que Juan Pablo me sienta totalmente cercana y disponible para sus necesidades, porque estoy segura que si se da cuenta que siempre voy a estar ahí, no necesitará después andar probándome. Esto ha resultado un poco agotador y  también se han encendido luces de alerta en mi círculo más cercano, "lo estás malcriando", "no puedes hacerlo dormir en brazos", "no lo acuestes en tu cama", pero cuando lo tomo en brazos o lo dejo en mi cama y ambos nos sentimos tranquilos, no puedo creer que le esté haciendo un daño, solo pienso que esa es mi manera de que sepa que estaré ahí, siempre, en esos pequeños gestos. Es agotador porque hay veces que la espalda ya duele de andar cargándolo o quisiera volver a ser muy independiente y entonces que se quede al cuidado de cualquiera, pero ¿si tiene recién 24 días alguien más que su padre y yo podrá distinguir sus tipos de llantos? seguro que no y seguro que después cuando tenga 3, 6, 9 meses nadie podrá estar más atento a sus necesidades que nosotros. No es que entonces el bebé no comporta con nadie más y no confíe su cuidado a nadie, sino que quiero aprender a conocerlo a cabalidad para estar siempre atenta a lo que necesite.
Creo que Juan Pablo nos necesita, porque debe estar asustado de venir a este mundo, de haber salido de su ambiente abrigado y por eso quiero estar ahí para ir mostrándole todo de a poco. 
Ahora estoy leyendo los libros del pediatra Carlos González, vale la pena leerlos. Creo mucho de lo que dice, los niños no son malos, ciertamente tienen la tendencia a lo fácil y al placer como todos, pero "reprimiendo" todo eso dejándolos llorar no necesariamente desarrollarán las virtudes que nos interesa como familia inculcarle. Porque me interesa que sea independiente, seguro y que luego cuando grande pueda hacer fácilmente el vínculo que Dios lo ama como lo han amado siempre sus padres, siento que es ahora cuando solo tiene 23 días que debo estar ahí, siempre, ayudándolo a conocer el gran universo en el que está inserto y si eso significa estar con él en brazos muchas horas, besarlo, cargarlo, no dejarlo llorar, dormir con él...lo seguiré haciendo aunque me repitan mil veces "déjalo en la cuna, se dormirá solo, no lo malcríes", porque por esta vez quiero escucharme.

martes, 11 de junio de 2013

22 días

Hace 22 días tengo a mi bebé en brazos. Es toda una experiencia. Se ha acabado el embarazo y el período de nueve meses que pensé me terminaría matando. Finalmente tengo  a Juan Pablo acá, tan real, tan perfecto, con sus manitas, sus ojitos despiertos y con su personalidad, su ansiedad al comer, sus crujidos  al estar acostumbrándose a estar afuera, sus pestañitas, su respiración agitada. Y mi miedo.
La alegría que parece abarcarlo todo se confunde con el miedo a  fallar, a no llegar a tiempo, a dañarlo, a qué le pase algo, que la vida me cobre al fin la cuenta que le debo y de una buena vez todos los intereses. Cuando se queda tranquilito pegado a mi en su fular, me parece que el mundo parara, que existiese una segunda oportunidad, que seré capaz de contenerlo, de saber si necesita algo, de no dejarlo. 
Juan Pablo en sus 22 días me ha devuelto la vida y la esperanza, me confunde y desarma mis planes. Es tan cierto eso de que cuando nace un bebé también nace una mamá, porque yo desde ese 20 de mayo soy otra, estoy buscando qué significa y cómo quiero ser mamá de Juan Pablo, estoy tratando de responderme el qué pasó con todos los planes anteriores, cuáles de los sueños y deseos vale la pena conservar y cuáles ya no van más porque ahora todo depende de él, de lo que le conviene, de que lo hará feliz.
Juan Pablo vino a modificar tantas rutinas en casa... que esta nueva familia (no solo nació un bebé, una madre y un padre, sino que también una nueva familia) ya irá contando sus experiencias.
Solo quiero afirmar y volver a afirmar que tener un bebé cambia la vida... te da nuevas alegrías y te reinventa.