Ya son cuatro meses de alegría, de sorpresas, de miedos, de sonrisitas, de carcajadas al sacarse la ropa. De revisión, de volver a pensarme una y otra vez, de volver a pensarme y volver a pensarme, pensarme y pensarme. De tratar de buscar lo que quiero, qué necesito, qué es lo que me haría más feliz y muchas veces no sé. Puedo gastarme días enteros pensando, pero al ver al pequeño Gugu pierdo la noción de todas las horas de pensamiento anterior, solo quiero que esté feliz, que sonría, que me mire y mire al resto con esos ojos brillantes siempre.
Se supone que con cada embarazo, que el ser madre me haría aprender muchas cosas y lo que más he aprendido es que nunca más volveré a estar tranquila, porque si mi gugu no hace caquita a mi me duele hasta el alma cuando veo que hace fuerzas y a pesar de eso su malestar estomacal no se le quita, ser madre a pesar que es una opción que elegí y me llena de alegría cada día, no termino de sentirme segura sobre si seré capaz de continuar en este camino sin antes volverme más loca de lo que estoy. Pocas veces he sentido tan fuertemente esta lucha interna entre lo que debo ser y lo que sin querer soy. Qué ganas de poder desterrar de una vez todo lo que no quisiera que Juan Pablo fuese, que ganas de controlar las lágrimas, los gritos, que ganas de dar siempre la leche con gusto, de siempre tener la paciencia para pasearlo cuando el quiere, ojalá nunca sentir cansancio cuando despierto por las noches o pensar: antes podía...
Pero no puedo ser otra mamá aparte de la que soy, esta soy con muchas ganas de mejorar, de hacer feliz a mi bebé, de dedicarle todo el tiempo posible... pero no siempre se puede, el trabajo, los estudios, llevar la casa ha ido consumiendo poco a poco el tiempo que quisiera ir dedicándole:
1. Olvido darle a diario las gotitas ABC que son 10 cada día, día por medio se las doy, un día sí, dos no.
2. No he comprado cotonitos y entonces hago uno artificial que en cualquier momento termina con su naricita.
3. Prometí darle LM todo el tiempo posible, desistí al mes por tener que tomar mucha leche y comer yo más de lo que mi cabeza me permitía.
4. Quería dedicarme 100% a él, sin embargo, el trabajo y la universidad me ha obligado dejarlo con la nana.
5. He estado más de 4 días separada de él a pesar que por fuerza mayor, me he mantenido lejos, por más que prometí que nada ni nadie me obligaría a eso.
6. Lo he ocupado de escudo, entre mi suegra y yo.
Y podría seguir enumerando pequeños errores, que me hacen peor madre de lo que quisiera ser, pero escribo porque siento que me sirve como catarsis, como manera de darme cuenta que debería mejorar, que no debería seguir así, que no debería criar con tanta culpa.
Inspirado en: http://celesteazul.wordpress.com/2013/09/12/mas-mala-madre/